¿Por qué es importante proteger la vida silvestre?

Los ecosistemas en la actualidad están presentando cada vez más amenazas, tan fuertes, que el aumento de la cifra de pérdidas en la biodiversidad, especialmente en la fauna silvestre, es cada vez mayor. Parte de esta problemática se le atribuye a las personas.

¿Qué estamos haciendo mal?

No cuidar los recursos naturales de la Tierra es la principal razón y de esta se desprenden otros actos de los cuales el ser humano es el único responsable, por ejemplo, cuando destruye el hábitat de los animales, pues por estructura ecológica ellos deben estar allí para formar parte de la preservación de la vida.

A un ritmo insostenible aumenta la tala de árboles y siendo poco, todos quieren construir su casa de descanso en lo profundo del bosque, causando que se sequen más ríos y a su vez se pierda el nicho de los animales, haciendo que cada año la cifra de especies extinguidas aumente.

Esto nos debe importar a todos.

Cuando se extingue una especie animal, los animales irreemplazables son solamente una pequeña parte de la pérdida. Aunque podemos considerar el mundo animal como separado del nuestro, nuestras vidas y las suyas están entrelazadas, conectadas por un millón de vínculos. Las plantas, los animales, las personas y el medio ambiente, constituyen una comunidad biológica —un ecosistema— en el cual cada una de las partes depende de la otra para su supervivencia. Cuando una parte de la comunidad se desequilibra o se elimina, todo el sistema sufre.

El incalculable valor de la vida silvestre

Los animales salvajes y las plantas silvestres, además de su valor intrínseco, contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos del bienestar humano y el desarrollo sostenible.

Grandes felinos, predadores amenazados

Ciertamente, estos carismáticos animales se cuentan entre los más notables y admirados del planeta, y, sin embargo, hacen frente a múltiples y diversas amenazas, en su mayoría causadas por la actividad humana. En general, las poblaciones disminuyen a un ritmo alarmante debido a la desaparición de su hábitat y sus presas, las interacciones con humanos, la caza furtiva y el comercio ilícito. Por ejemplo, la población de tigres ha disminuido un 95 por ciento en los últimos cien años, y la de leones africanos un 40 por ciento en los últimos 20 años.

En esta categoría de grandes félidos, además de los cuatro de mayor tamaño que rugen —el león, el tigre, el leopardo y el jaguar— también se incluyen, entre otros, el puma, el guepardo, el leopardo de las nieves o la pantera nebulosa. Estas especies están representadas en el continente africano, asiático y americano, una distribución prácticamente mundial.

 

cortesía:conexionviva-wwf

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