Consiste en desarrollar habilidades y destrezas para generar nuevos productos, servicios o procesos en los diferentes ámbitos de la sociedad.

La cultura de la innovación se percibe como aquellos procesos de transformación y de cambio que se implementan en el entorno, en la sociedad, en la cultura, en la ciencia, y cómo se aplican a través del reconocimiento de todas las capacidades y las experiencias del  ciudadano del común, para vincularlos desde su manera de pensar.

Con este concepto se pretende invitar a toda la ciudadanía a hacer parte de este proceso,  a involucrarse en el cambio que requiere la innovación. La cultura habla de un colectivo de personas, por eso es importante que todos se sumen a esa transformación de ciudad, es decirle a la gente que hay que migrar a la innovación y verla como ese medio que permite el desarrollo.

El cambio requiere, normalmente, incorporar nuevos comportamientos, nuevas formas de pensar y reaccionar o, un nuevo conjunto de prácticas por seguir4 . El cambio también conlleva algunas pérdidas. Pérdida de algunos hábitos, pérdidas de relaciones, o pérdida temporal de la previsibilidad. El cambio nos obliga al trabajo extra de re-definir nuestras rutinas, encontrar nuevos patrones, reclasificar las tareas en categorías de lo importante y lo urgente. Las pérdidas y el esfuerzo extra que conllevan el cambio, producen una natural resistencia. La tendencia primaria es permanecer en el sitio seguro y conocido. Cuando las personas se encuentran en medio de un cambio, es importante para ellas entender las razones que lo motivan, permitirles optar voluntariamente por dicho cambio, permitirles aportar, ayudarles en el proceso de descubrimiento de las nuevas reglas de juego, prever oportunidades para practicar y experimentar. El apoyo y seguimiento que se ofrezca  será fundamental para hacer la transición más corta y exitosa.

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